«Al principio no estaba segura de que el taller fuera para mí, porque yo ni siquiera he intentado quedarme embarazada. Pero en realidad este no es el único motivo para sufrir por no tener hijos, ya que, por diferentes circunstancias, puedes llegar a un punto en tu vida en el que ves que ya no serás madre, y eso te causa dolor. Reconocer ese dolor, y aceptarlo ha sido el primer paso. En el taller, aparte de compartir tu experiencia, y relativizarla viendo las de otras, algo que ya supone mucha liberación, aprendes más sobre ese dolor. Aprendes a ver y analizar los motivos de ese dolor: la influencia social, la influencia de tu maternaje (que te transmitió tu madre y abuela sobre la crianza de los hijos). Sobre todo, aprendes a ver cómo te has dejado de lado, y a empezar a quererte más. A mí me ha servido como un impulso para centrarme en otros proyectos, a sentir que también se puede vivir de otra forma, y ser feliz. No es que de repente ya no te vengan pensamientos o sentimientos de nostalgia hacia ese sueño. Pero estos son más suaves, y en ese momento, te paras a analizar el motivo del dolor, lo lloras si lo necesitas, lo aceptas, y ves lo bueno que tienes y sigues para adelante. Creo que el taller te da fuerza, motivos, y otra perspectiva para seguir con tu vida de una forma».

 

ELENA GÓMEZ