LAS COSAS PASAN POR ALGO…
Desde hace ya algún tiempo me reconforta pensar que las cosas que nos suceden tienen un sentido para cada uno de nosotros, los mortales. Y no es mero placebo que trato de inculcarme con mayor o menor éxito, sino que realmente cosidero que detrás de cualquier hecho, por muy doloroso que este nos resulte, hay una gran sabiduria que se nos brinda para seguir creciendo, nos da amplitud de visión, nos hace ser menos omnipotentes, nos ayuda a conocernos más en profundidad…y así son numerosas las ventajas que uno se lleva cuando, pasado el dolor, decide aprender de lo que la vida le ha puesto en el camino.
Soy mujer, a veces una niña insoportable cuando las cosas no se me dan como yo esperaba. Caigo en la desolación y en la más profunda de las penas cuando conecto con lo que me falta, esperando de alguna manera que la vida me lo brinde, porque así creo que debe de ser.
Hace ya algo más de cuatro años decidí con mi pareja no poner medios anticonceptivos y que la Naturaleza nos trajera un vástago. Fue una decisión poco o nada pensada; esa noche lo teníamos claro y daba igual si fuera llovía o hacía sol. Lo que ahí sentimos fue una oda a la vida, y un canto al amor que nos tenemos!!!
Se ,me ocurrió verbalizar como si se tratara de una máxima, que un amor tan bonito y genuino debía de dar buenos frutos…
Pasaron los meses, el año..y nuestro amor no daba el fruto esperado. Entonces llegó la preocupación, «¿acaso seré estéril?»-me preguntaba-. Mi pareja ya tiene un hijo con otra mujer, por tanto en mi cabeza sólo entraba mi propia culpa.
Me sentí menos mujer que la suya primera por no quedarme embarazada. Sentí de alguna manera que yo no era merecedora, por decisión divina, de ser madre. Algo muy malo habré hecho en otra vida para que se me prive en esta de dar un hijo al mundo.
Sentí rabia, dolor, envidia…El no ser madre cuando yo lo decidiera era algo que no entraba en mi cabeza. No podía aceptar que aquello se me estaba resistiendo.
Pasado un tiempo comenzamos con las visitas ginecológicas, y posteriormente a la unidad de reproducción asistida. En las primeras pruebas nos dieron la sorpresa de que mi pareja tenía un muy bajo número de espermatozoides.
Recuerdo enfadarme con él, y echarle en cara que a otra mujer si la dejó embarazada. Era mi rabia, mi fustración y pena los que hablaban. Desde aquí le pido perdón.
Tuvimos un año o más, ya ni lo recuerdo, de pruebas para determinar la causa de su bajo número de células sexuales. Ahora lo importante era saber que era lo que había motivado aquello, y el tema reproductivo pasó a un segundo plano.
Todas las pruebas que le hicieron le daban dentro de la normalidad, y sin una causa no había posibilidad de un tratamiento para revertir esa situación.
Yo me venía abajo por momentos, me quería pre-concienciar de que no iba a ser madre nunca, pero aquella idea me hacía añicos por dentro, y me dejaba una sensación de vacio existencial al cual no era capaz de hacer frente.
Cuando ya estábamos a las puertas de entrar en una lista de espera, donde otros enamorados como nosotros esperan su fruto, me dieron la gran bofetada: » Los pocos espermatozoides no se mueven, no presentan vida y son infecundables».
Me despojé de toda dignidad y lloré cabizbaja delante de la fria ginecóloga y de la joven enfermera que me miraba con compasión. Me disculpé por llorar, pero era incapaz de parar. Mi pesadilla se cumplía, ya no iba ser madre nunca.
Rápidamente fuí informada de que había otra posibilidad. Derivaron nuestro expediente a otro hospital más cualificado en técnicas de reproducción asistida.
En el nuevo hospital comenzamos desde cero, daba igual que tuviéramos resultados de pruebas anteriores. Ellos querían sus propias pruebas, y tanto mi pareja como una servidora nos volvimos a meter en el agujero negro de los volantes y citaciones.
Fuímos a recoger juntos los resultados, ya no me veía preparada para ir sóla y que otro nuevo mazazo acabara por aniquilarme.
Y fué aquel día cuando salió un rayito de Sol entre nosotros: » Había un doce por ciento de espermatozoides que presentaban movilidad y vida!! No estaba todo perdido, y tras los formalismos pertinentes entramos en la lista de espera de enamorados que buscan recoger su fruto.
Ha pasado un año y dos ,meses, y ya estamos a las puertas del tratamiento. Mentiría si dijera que en este tiempo ha sido todo lineal y a velocidad crucero.
Ha habido momentos en los que se me ha apoderado la tristeza de la larga espera, otras veces he dudado si yo era capaz de ejercer como madre, me he asustado por el cambio de vida que debe suponer la maternidad, he dudado de la consistencia de mi relación, he estado asustada por como se va a desarrollar todo….Y así mil emociones y pensamientos dispares entre sí.
Ahora me siento más en calma. En este tiempo he aprendido que la vida tiene unos códigos que escapan de la razón humana. Y lo acepto. He aprendido que el futuro nadie lo vió, y de poco sirve cuestionarse lo que aún no ha sucedido ni sabes si sucederá. Lo acepto. Tengo claro que estoy pasando por esto porque así lo he decidido, y gracias a todo he aprendido que las expectativas son los grandes enemigos de los sueños.
El poder de la vida, el misterio que encierran sus vicisitudes son ingobernables. Hay que fluir con lo que venga, en el momento que venga.
Me rindo con admiración y respeto al misterio de la vida… ,
Querida Carolina. Mil gracias por exponer tan bien escrito tu propio proceso ante la incertidumbre y la dificultad de engendrar un hijo con tu pareja. Te agradezco mucho la sinceridad y transparencia de tus sentimientos más íntimos, así como de aquellas emociones que no son nada fáciles de sostener. Te animo a seguir escribiendo y compartiendo con otras personas tus escritos. Eres una mujer valiente.
Carol, qué nutritivo es caminar hacia un deseo, aun con los obstáculos, las dudas y los miedos. He transitado un sendero similar al tuyo, ya lo sabes, y me sentí muy viva e ilusionada. Estoy muy orgullosa de los momentos en que he sido valiente y he dado pasos hacia lo que quiero (ya haya sido ser madre u otra cuestion), eso es la vida, avanzar y buscar la felicidad.
Buen camino, linda!
LAS COSAS PASAN POR ALGO…
Desde hace ya algún tiempo me reconforta pensar que las cosas que nos suceden tienen un sentido para cada uno de nosotros, los mortales. Y no es mero placebo que trato de inculcarme con mayor o menor éxito, sino que realmente cosidero que detrás de cualquier hecho, por muy doloroso que este nos resulte, hay una gran sabiduria que se nos brinda para seguir creciendo, nos da amplitud de visión, nos hace ser menos omnipotentes, nos ayuda a conocernos más en profundidad…y así son numerosas las ventajas que uno se lleva cuando, pasado el dolor, decide aprender de lo que la vida le ha puesto en el camino.
Soy mujer, a veces una niña insoportable cuando las cosas no se me dan como yo esperaba. Caigo en la desolación y en la más profunda de las penas cuando conecto con lo que me falta, esperando de alguna manera que la vida me lo brinde, porque así creo que debe de ser.
Hace ya algo más de cuatro años decidí con mi pareja no poner medios anticonceptivos y que la Naturaleza nos trajera un vástago. Fue una decisión poco o nada pensada; esa noche lo teníamos claro y daba igual si fuera llovía o hacía sol. Lo que ahí sentimos fue una oda a la vida, y un canto al amor que nos tenemos!!!
Se ,me ocurrió verbalizar como si se tratara de una máxima, que un amor tan bonito y genuino debía de dar buenos frutos…
Pasaron los meses, el año..y nuestro amor no daba el fruto esperado. Entonces llegó la preocupación, «¿acaso seré estéril?»-me preguntaba-. Mi pareja ya tiene un hijo con otra mujer, por tanto en mi cabeza sólo entraba mi propia culpa.
Me sentí menos mujer que la suya primera por no quedarme embarazada. Sentí de alguna manera que yo no era merecedora, por decisión divina, de ser madre. Algo muy malo habré hecho en otra vida para que se me prive en esta de dar un hijo al mundo.
Sentí rabia, dolor, envidia…El no ser madre cuando yo lo decidiera era algo que no entraba en mi cabeza. No podía aceptar que aquello se me estaba resistiendo.
Pasado un tiempo comenzamos con las visitas ginecológicas, y posteriormente a la unidad de reproducción asistida. En las primeras pruebas nos dieron la sorpresa de que mi pareja tenía un muy bajo número de espermatozoides.
Recuerdo enfadarme con él, y echarle en cara que a otra mujer si la dejó embarazada. Era mi rabia, mi fustración y pena los que hablaban. Desde aquí le pido perdón.
Tuvimos un año o más, ya ni lo recuerdo, de pruebas para determinar la causa de su bajo número de células sexuales. Ahora lo importante era saber que era lo que había motivado aquello, y el tema reproductivo pasó a un segundo plano.
Todas las pruebas que le hicieron le daban dentro de la normalidad, y sin una causa no había posibilidad de un tratamiento para revertir esa situación.
Yo me venía abajo por momentos, me quería pre-concienciar de que no iba a ser madre nunca, pero aquella idea me hacía añicos por dentro, y me dejaba una sensación de vacio existencial al cual no era capaz de hacer frente.
Cuando ya estábamos a las puertas de entrar en una lista de espera, donde otros enamorados como nosotros esperan su fruto, me dieron la gran bofetada: » Los pocos espermatozoides no se mueven, no presentan vida y son infecundables».
Me despojé de toda dignidad y lloré cabizbaja delante de la fria ginecóloga y de la joven enfermera que me miraba con compasión. Me disculpé por llorar, pero era incapaz de parar. Mi pesadilla se cumplía, ya no iba ser madre nunca.
Rápidamente fuí informada de que había otra posibilidad. Derivaron nuestro expediente a otro hospital más cualificado en técnicas de reproducción asistida.
En el nuevo hospital comenzamos desde cero, daba igual que tuviéramos resultados de pruebas anteriores. Ellos querían sus propias pruebas, y tanto mi pareja como una servidora nos volvimos a meter en el agujero negro de los volantes y citaciones.
Fuímos a recoger juntos los resultados, ya no me veía preparada para ir sóla y que otro nuevo mazazo acabara por aniquilarme.
Y fué aquel día cuando salió un rayito de Sol entre nosotros: » Había un doce por ciento de espermatozoides que presentaban movilidad y vida!! No estaba todo perdido, y tras los formalismos pertinentes entramos en la lista de espera de enamorados que buscan recoger su fruto.
Ha pasado un año y dos ,meses, y ya estamos a las puertas del tratamiento. Mentiría si dijera que en este tiempo ha sido todo lineal y a velocidad crucero.
Ha habido momentos en los que se me ha apoderado la tristeza de la larga espera, otras veces he dudado si yo era capaz de ejercer como madre, me he asustado por el cambio de vida que debe suponer la maternidad, he dudado de la consistencia de mi relación, he estado asustada por como se va a desarrollar todo….Y así mil emociones y pensamientos dispares entre sí.
Ahora me siento más en calma. En este tiempo he aprendido que la vida tiene unos códigos que escapan de la razón humana. Y lo acepto. He aprendido que el futuro nadie lo vió, y de poco sirve cuestionarse lo que aún no ha sucedido ni sabes si sucederá. Lo acepto. Tengo claro que estoy pasando por esto porque así lo he decidido, y gracias a todo he aprendido que las expectativas son los grandes enemigos de los sueños.
El poder de la vida, el misterio que encierran sus vicisitudes son ingobernables. Hay que fluir con lo que venga, en el momento que venga.
Me rindo con admiración y respeto al misterio de la vida… ,
Me gustaMe gusta
Querida Carolina. Mil gracias por exponer tan bien escrito tu propio proceso ante la incertidumbre y la dificultad de engendrar un hijo con tu pareja. Te agradezco mucho la sinceridad y transparencia de tus sentimientos más íntimos, así como de aquellas emociones que no son nada fáciles de sostener. Te animo a seguir escribiendo y compartiendo con otras personas tus escritos. Eres una mujer valiente.
Me gustaMe gusta
Carol, qué nutritivo es caminar hacia un deseo, aun con los obstáculos, las dudas y los miedos. He transitado un sendero similar al tuyo, ya lo sabes, y me sentí muy viva e ilusionada. Estoy muy orgullosa de los momentos en que he sido valiente y he dado pasos hacia lo que quiero (ya haya sido ser madre u otra cuestion), eso es la vida, avanzar y buscar la felicidad.
Buen camino, linda!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hi thanks forr posting this
Me gustaMe gusta