Con este texto empieza el inicio del apartado de TESTIMONIOS DE VIDAS DE MUJERES SIN HIJOS. Este apartado se crea para sacar a la luz todas esas vidas de mujeres anónimas, y no tan anónimas que han tenido y tienen una buena vida sin hijos. Quiero con ellas visibilizar a mujeres que no son famosas, no son Maribel Verdú ni Cameron Diaz, que son ciudadanas de a pie, que conozco, que admiro y quiero. Me encanta escuchar sus testimonios y con ellas creo que muchas mujeres que tienen miedo a no tener una vida satisfactoria si no tienen hijos, pueden calmarse escuchándolas. Son referentes para mí.
«Me llamo Isabel, tengo 71 años, sigo soltera y no soy madre físicamente.
En mi época, ser madre soltera no fue nada fácil para las mujeres valientes que siguieron adelante con su embarazo. La sociedad las trataba de frívolas, fáciles, u otras palabras altisonantes. Yo admiro a las mujeres que tuvieron la valentía de criar a sus hijos en soledad, y, en muchos casos, fuera de su familia, porque al enterarse en muchos casos del embarazo, les retiraban ese concepto y apoyo familiar.
He tenido y vivido de cerca amigas que si sacaron a sus hijos adelante, y reconozco que yo no fui valiente, a pesar de que me hubiera encantado ser madre.
También viví el agobio de no tener con quién dejar a sus hijos de esas mujeres que vivían su maternidad a pesar de las “recomendaciones” de dar su hijo en adopción, o de otras propuestas.
Repito una y mil veces mi admiración por su valentía.
Siempre he creído que como mujer, como persona, me corresponde la misma cuota de libertad que al hombre, pero la respuesta a un acto de amor como es engendrar un hijo, no es siempre la misma por un hombre que por una mujer, y como abogado me tocó vivir situaciones importantes, y en casi todos los casos, el hijo fruto de esa relación de amor lo legalizaba la madre únicamente.
Una de esas situaciones que me tocó vivir fue la existencia de muchos niños que no se pudieron legalizar porque eran fruto de amor pero no de un matrimonio ni de una pareja de solteros, sino de personas que habían puesto fin a una relación anterior y se había unido a otras personas. Pues bien, con la Ley del régimen anterior estos niños no se podían legalizar sino lo hacía el ex marido de la madre, y lógicamente, no iba a legalizarlo alguien que no era su padre y estaba separado, sólo separado porque no existía el divorcio. Esto generó un drama para muchísimos niños de este país que tuvieron que pasar muchos problemas para demostrar su “existencia”.
Mi cobardía me impidió ser madre, aunque no se si lo hubiera sido, pero sí tomé precauciones para no serlo.
Reconozco que ese tema me ha dado pena siempre, y he afrontado lo mejor que he podido el no ser madre.
He conseguido estudiar mi carrera, que era un objetivo importante para mi, y lo he logrado compaginándolo con mi trabajo, ya que empecé a trabajar a los 14 años. Me he propuesto muchas metas y he intentado echarle toda la voluntad del mundo para alcanzarlas. Eso de ser soltera, también generaba un estigma, pero ese a mi ni me ha rozado.
He comenzado anteriormente diciendo que somos libres como mujeres, y un ejercicio de libertad importante que hace la mujer, es elegir, si puede, ser madre o no. Tras mi elección, resultado de mi cobardía, he intentado realizarme como mujer y aunque me haya costado, creo que profesionalmente no puedo quejarme en absoluto ni me he sentido discriminada. En todos los puestos de trabajo que he estado, sí que he sacado mi escucha emocional a pasear, y eso me ha facilitado muchísimo la relación con los compañeros de trabajo y me ha dado grandes satisfacciones.
No se si en todo he llegado hasta donde quería, pero sí en muchos casos, y uno de ellos fue recibir el cariño filial de alumnos a los cuales preparaba como opositores, y aún hoy alguno me felicita el día de la madre, y concretamente transcribo uno recibido el domingo: “Felicidades en el día de la madre, Isabel. Tu capacidad de cuidar, escuchar, acompañar y hacer crecer a las personas a las que quieres te hacen ser una suerte de madre, con el añadido de poder ser una gran amiga también, lo que te convierte en un regalo los 365 días del año. Lo dicho, que tengas un día muy bonito y un fuerte abrazo”.
Como podéis imaginar me emocioné muchísimo, pero mi propósito al deciros esto, es que es posible ser madre de muchas maneras, no sólo físicamente. Al igual que cuando se adopta un niño, se le quiere y se le lleva en el corazón, también las mujeres tenemos una capacidad infinita de amar. En esa capacidad creo que hemos sido beneficiadas respecto a los hombres. Si, hemos sido beneficiadas y la mujer puede esparcir en la familia unos perfumes que aúnan la misma, y la liga con finos hilos porque nosotras las mujeres estamos tejidas con unos hilos muy finos de sensibilidad y positividad que elevan nuestra vibración y la de quienes están a nuestro alrededor. Además, vestimos a la familia con esa positividad y belleza, armonía e infinito corazón. Brillamos porque aportamos nuestra Luz e iluminamos a esa familia, ya sea monoparental, o numerosa.
No me siento en absoluto arrepentida o frustrada por no haber sido madre, porque lo he sido –de otro modo- porque he fecundado con mi estímulo a otras personas, con mi sonrisa aliviando pesares ajenos, con esa escucha emocional que tanto se necesita y tan poco ofrecemos, y envolviendo en papel de poesía esas palabras creadoras y estimulantes.
Mi vida transcurre en un mar de calma, ahora viviendo en Alicante, mi tierra natal, donde no existe contaminación ni altura, ni prisas ni el tiempo transcurre al igual que en Madrid donde he vivido. Hago muchas actividades aunque una de las que me gusta mucho, además de escribir, es bailar. Voy a clases de baile porque disfruto con el movimiento y la música, aprendo a tocar el piano, leo y disfruto del mar, los amigos, la cerveza en compañía, de charlas, conferencias y un sinfín de actividades que me hacen sentirme viva y además, joven, porque por dentro, soy enormemente joven».
Isabel Berenguer. 71 años. Felizmente jubilada desde hace 6 años y viviendo en Alicante, por estar cerca del mar, no tener contaminación ni altura, lo que todo la conduce a llevar una vida muy placentera. Trabajó desde los 14 años y estudió a la vez. Abogada. Cree que ha trabajado bien, tanto en su despacho profesional como en el Ayuntamiento de Madrid y ha conseguido muchas de sus metas personales. Está en paz consigo misma y su actitud es positiva y alegre.