Esta semana me ha sorprendido la llamada de una antigua paciente mía muy querida para mí. Ella escribió hace un mes ó algo más un precioso texto sobre los poco referentes femeninos que tenemos con respecto a otra manera de ser mujer que aún no sabemos. Mujeres sin hijos. Un maravilloso texto de incertidumbre y de cómo inventar otra manera de llevar nuestra feminidad que no sólo sea la aprendida de nuestras madres abnegadas y sacrificadas. El texto se llama “Divagaciones mujeriles”. Se trata de Carolina Tienda.
Pues bien, ella, que la acompañé durante unos años y que acudió a mí hace unos cuatro años porque llevaba dos años ya queriendo ser madre con su pareja y lo tenían muy difícil, estuvo trabajando tanto en individual como en grupo el dolor de su no maternidad. La vida, que da increíbles sorpresas cuando uno no se las espera y que sigue su propio ritmo y quehacer independientemente de lo que nosotros deseamos ó esperamos, me llamó para decirme que estaba embarazada. Probó una sóla vez una fecundación sin resultado y después de aquello, decidió hacer en su vida algo que quería, prepararse el acceso a la universidad para mayores de 25 años y actualmente está estudiando en la universidad, pedagogía.
Su llamada me alegró enormemente. Estaba realmente en shock. Me imagino la enorme sorpresa que se llevó. Compartimos juntas la alegría y anonadadas ambas, comentábamos los milagros que tiene la vida, los diferentes caminos que nos hace andar, los distintos aprendizajes que nos toca vivir.
Quiero compartir esta noticia aquí porque me parece tan bonita… Esto me hace pensar de nuevo lo insignificantes que somos ante el cosmos y el devenir del universo, lo pequeño que es nuestro narcisismo y lo grande que podemos sentir en el alma al formar parte de este mundo tan misterioso que nos depara tantas aventuras diferentes que atravesar.
Hoy quiero felicitar públicamente a esta gran mujer que ha sabido transitar los diferentes estados por los que ha pasado, que ha podido ir fluyendo con lo que la vida le iba trayendo.
Todo un ejemplo de maestría, de adaptabilidad, de fluidez y de poder aprender a bailar con el son que cada vez, en cada etapa va sonando en este gran salón de baile dónde todos estamos. No se quedó en el banquillo esperando a que pusiesen su canción favorita, sino que ha ido aprendiendo los diferentes pasos de los diferentes estilos de baile. Ahora te toca esta nueva canción Carolina, la canción de la maternidad y estoy segura de que aprenderás a bailar como otras tantas veces. No cómo dicen que tiene que ser este baile, no cómo has visto bailarlo a otras, sino como verdaderamente te nazca a tí bonita. Porque este es el trabajo para todas y todos, aprender a fluir con lo que te trae. Sigue aprendiendo guapa, sigue creciendo y mil gracias por compartirlo conmigo. Estoy orgullosa, feliz y contenta de haberte conocido y de que compartas todo esto conmigo.